Un déjà vu muy creativo
- By PGF
- 25 jul 2016
- 2 Min. de lectura
Hoy os quiero mostrar el fantástico trabajo de un artista al que acabo de descubrir y que me "trae de cabeza".
Hendrik Kerstens, era un ciudadano holandés más, con una vida al uso que repentinamente y próximo a la cuarentena, decidió dejarlo todo para dedicarse a su gran pasión: La Fotografía.
Comenzó por retratar a su hija Paula, para inmortalizar aquellos momentos de la vida diaria de una pequeña que pronto se convirtió en su gran musa. Paula, su hija, posee una interesante falta de expresividad que destacan -más si cabe- su pálida tez, y una mirada profunda que en sus retratos devuelve al espectador de manera intimidatoria, generando una fotogenia inusual y estremecedora.
Gran aficionado a la pintura y el arte en general, Kerstens no pudo evitar inspirarse en la pintura flamenca y experimentar con ella de una manera creativa y muy disruptiva.

Lo que empezó como un experimento de luces, imágenes y reciclaje, pronto se convirtió en su seña de identidad y durante más de 20 años su trabajo ha ido evolucionando en un estudio muy personal de escenas que no puede evitar recordarnos a la obra de artistas flamencos como Vermeer o Rembrandt.
Durante los últimos diez años repite una misma fotografía, con la única presencia de Paula, tocada con elementos cotidianos y un inteligente pero sencillo juego de luces (muchas veces, incluso natural); lo que ha situado a este fotógrafo aficionado y autodidacta, en un referente del mundo de la fotografía creativa, hasta el punto que Alexander McQueen, inspiró su colección de otoño/invierno 2009 en una fotografía de Paula con una bolsa de plástico como tocado.
No en vano, un año antes, en 2008 ganó el prestigioso premio Taylor Wessing Photographic de la National Portrait Gallery de Londres.
En sus últimos años de carrera profesional, ha llegado a exponer en más de 40 ocasiones por todo el mundo, llegando a compartir galería con el mismísimo Richard Avedon.
Hendrik Kerstens tomó el camino más complicado, el más arriesgado, pero el que más feliz le hacía y el que realmente le hacía vibrar. Pasión, tesón e ilusión eran "lo único" con lo que contaba para desarrollar su vocación y parece que no le ha ido nada mal...
Os dejo un video en el que en pocos minutos podéis recorrer su magnífico trabajo.
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