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La chica danesa

  • by PGF
  • 2 jun 2016
  • 4 Min. de lectura

Llevo tiempo queriendo escribir sobre esta maravilla de película que he vuelto a ver hace poco y que de nuevo me ha sorprendido, descubriéndome nuevos detalles en los que no había reparado antes. No pretende ser una crítica de cine -ni mucho menos-, ni lo intento de lejos. Solo quiero compartir la película desde la parte más personal, la que me ha llegado a mí y la que me ha conquistado.

He de reconocer que la primera vez que oí hablar de ella y su temática pensé que era una nueva película reivindicativa, de las muchas que hay, si bien, a medida que se iba desvelando metraje, la temática quedaba en segundo plano y me iban interesando más otros aspectos que sin duda la transforman en una joya.

El primer indicio de que este film me iba a encantar, me lo dió la música. Una banda sonora impecable del siempre genial Alexandre Desplat. Limpia, dulce pero intensa y muy sutil cuando es necesario. Una banda sonora en la que el piano aporta los toques melancólicos a los momentos clave de la trama. Simplemente cautivadora.

No menos sorprendida me quedé con el trabajo de ambientación y decorados (siempre he pensado que nací en la época equivocada...Me apasiona la primera mitad del s. XX). Las escenas de exteriores rodadas íntegramente en escenarios reales entre Londres, Bruselas, París y Copenhague (Palacio Chalottenborg, Academia de Bellas Artes Danesa, donde realmente se conoció la pareja), así como la cuidada atención en cada detalle de los escenarios interiores: mobiliario, cuadros, ropa de hogar, en general el costumbrismo de la época... nos hace estar viviendo la historia en tiempo real.


El vestido clave...

Pero lo que realmente me cautivó de esta cinta fue el vestuario -¡como no!-. Una cuidada selección de diseños que van evolucionando de Einar a Lili y que de una manera casi mágica van contando parte de la historia por sí mismos...

Einar, en la figura de un inconmensurable Eddie Redmayne, se presenta como un hombre feliz, enamorado y ciertamente atildado, pero que deja entrever con sus ternos impolutos y sobretodo con anchos y rígidos cuellos, rematados siempre con ceñidas corbatas, cierto encorsetamiento con el que no comulga y que según va avanzando la cinta, va abandonando. Es precisamente la ropa, la que por azares de la vida hace desatar en el personaje de Einar, todo un tsunami de sensaciones que le desbordan y dan paso a la coqueta y llena de vida Lili. Lili es fresca y pizpireta, una flapper. Muy a la moda, con vestidos de gasa, seda y encajes, luce también una poco discreta peluca pelirroja, claro síntoma de esa necesidad de verse y ser vista como su yo interno, como Lili. A esto acompaña la increíble (muy creíble, por cierto) interpretación de Eddie Redmayne que logra un impresionante mimetismo con el personaje.

Evolución del vestuario de Redmayne.

Gerda -la merecidamente galardonada Alicia Vikander- desarrolla un viaje inverso. Ella luce sofisticada, alegre e incluso frívola al principio de la película, tornando hacia un vestuario mucho más sereno y rancio -en ocasiones "gris"- según se va desarrollando la trama y le van afectando los acontecimientos. Con ello podemos captar de una manera muy gráfica su sentimiento y el desazón que va sufriendo en cada momento. Casi mimetizándose con sus sentimientos, van desapareciendo rasos, flores, brillos, plumas y todas clase de tocados muy en boga en ese momento. Gerda se apaga, a medida que Lili va floreciendo (solo permanecen los sombreros cloche que tanto caracterizaron los años 20 y de los cuales vemos una amplia -y preciosa- gama de variedades) .


El siempre genial Paco Delgado, hace un trabajo magistral, en el que recrearse y observar cada detalle, valorando cada pieza como una verdadera obra de arte. Un auténtico estudio de formas, tejidos y colores que como si de un maravilloso tangram se tratara, encajan en cada pieza y cada escenario. Cabe destacar que este trabajo suponía un esfuerzo doble, puesto que de todos es conocida la implicación de Hooper en todos los aspectos de sus películas. En vestuario acostumbra a aportar ideas concretas que quiere se respeten, en aras de dotar al personaje de una veracidad inusual, por lo la comunión se complica más si cabe y a mi parecer, Delgado es doblemente merecedor de ese Oscar al mejor vestuario que se quedó en el camino.

Boceto para vestuario de Lili para "La chica danesa" por Paco Delgado

La verdad es que a veces las historias nos enganchan, dando paso posteriormente a interesarnos y conocer escenarios, épocas y demás curiosidades del segundo plano de las películas. Pero en este caso es justo lo contrario, de una película que poco o nada me interesaba, he descubierto una gran obra (también es cierto que pensar en Tom Hooper y no pensar en calidad, es imperdonable).

Una historia cuidada. Llena de matices, de colores, de interés artístico y humano, de belleza interior. Una historia de un amor que sufre, perdona y soporta hasta las últimas consecuencias, mostrando la cara más pura de la amistad, del cariño y el amor verdadero.

Gerda no abandona a Lili, a pesar de seguir enamorada de Einar.

Una película de sentimientos cuasi imperceptibles que unidos conforman una preciosa historia con todos los ingredientes para convertirse en un clásico.

Y todo eso reflejado en un nítido espejo que es: la moda...




 
 
 

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